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viernes, mayo 25, 2007

Las 500 millas de Indianápolis con biocombustibles

Las 500 millas de Indianápolis con biocombustibles
 

Recta principal del
Indianapolis Motor Speedway

 
 
 

(Grupo de carreras e industria del etanol esperan alentar uso de
combustibles renovables)
 

Danica Patrick


Por Andrzej Zwaniecki
Redactor del Servicio Noticioso desde Washington

Washington - Quizá no se vea ni se huela la diferencia, pero por primera
vez en la historia de las carreras, todos los coches que competirán el 27
de mayo en las 500 millas de Indianápolis, conocidas popularmente en
Estados Unidos como Indy 500, funcionarán con combustible renovable.

El legendario campeón de carreras Bobby Rahal anunció el cambio el 4 de
mayo, y lo denominó "un homenaje al espíritu de ingenio e innovación
estadounidense".

"El uso de combustible etanol al 100 por ciento hace que la serie de autos
Indy sea la primera de los deportes de motor en el mundo que acoge el uso
de un combustible renovable y no perjudicial para el medioambiente",
declaró en el Club Nacional de Prensa en Washington.

La serie Indy, que está compuesta de más de una docena de carreras, es uno
de los principales acontecimientos en las carreras estadounidenses.

Se asoció con la industria del etanol en 2006 cuando los autos Indy
funcionaron por primera vez con una mezcla de etanol y metanol. Esta mezcla
sustituyó al puro metanol que ha sido el combustible preferido de las
carreras Indy durante 40 años.

La serie Indy, de la que Indy 500 es la pieza central, ha sido una base de
pruebas para la tecnología de los automóviles durante su historia de más de
90 años. Innovaciones como el espejo retrovisor y el cargador turbo se
introdujeron en los coches de carreras Indy antes de llegar a los
automóviles comerciales.

Hoy día, la serie Indy continúa estableciendo normas líderes en tecnología
de los coches de carreras, dijo Rahal. Por ejemplo, los coches están
equipados con un mecanismo que mide y comunica el impacto del choque a los
trabajadores de rescate y seguridad en el terreno. Los circuitos Motor
Speedway de Indianápolis (IMS) en Indiana también tienen barreras
especiales de seguridad diseñadas para reducir el riesgo físico de los
conductores.

Rahal, que ganó la Indy 500 y otras carreras importantes, comentó que mirar
los vehículos de alta tecnología a pulgadas de distancia entre ellos cuando
van a 355 kilómetros por hora le emociona cualquiera que sea el combustible
que quemen, pero que el cambio al etanol producido a base de maíz no es
sólo por entretenimiento, indicó.

"Las carreras de autos tienen que proporcionar un valor . basado en la
responsabilidad", dijo Rahal.

Rahal, que fue recibido en la Casa Blanca en 2004 cuando el equipo del que
es copropietario ganó la Indy 500, parece compartir el entusiasmo del
presidente Bush por los biocombustibles como elemento clave en el
incremento de la seguridad energética de Estados Unidos y en la lucha
contra el calentamiento mundial. Rahal es copropietario de un equipo de
carreras de Indy cuyo promotor es un grupo empresario del etanol
.

Él, la serie Indy y la industria del etanol quieren persuadir a los
consumidores de que pueden obtener tanto rendimiento en sus autos quemando
etanol como si quemaran gasolina, y que en el proceso, ayudan a mejorar el
medio ambiente, comentó Rahal.

El etanol se quema de modo más limpio que la gasolina o el metanol,
reduciendo las emisiones de partículas dañinas y bióxido de carbono que
contribuyen al calentamiento mundial. Los científicos esperan mejorar sus
beneficios energéticos y ambientales derivándolo de otros materiales
distintos al maíz.

Si un auto Indy con 675 caballos de potencia puede funcionar segura y
efectivamente con etanol, dijo Rahal, imaginen lo que pueden conseguir los
combustibles mezclados con etanol en una camioneta familiar o un vehículo
todo terreno.

Sin embargo, incluso con los motores de los autos rugiendo a toda
velocidad, estimular la imaginación de los consumidores no será fácil.

John Griffin, vicepresidente de relaciones públicas de la serie de Autos
Indy, mencionó que la calidad del rendimiento del combustible causó
"recelo" incluso entre los pilotos Indy, los ingenieros y los mecánicos.

"Cuando uno está cómodo con algo durante largo tiempo del modo que lo están
ellos con el metanol, no es fácil cambiar", declaró al Servicio Noticioso
desde Washington.

Pero con cinco carreras hechas en 2007 y sin señales de peor funcionamiento
de los motores, los pilotos han aceptado el etanol.

"Al final, lo que ven es que están haciendo algo que beneficia el
medioambiente sin perder nada", dijo Griffin.

Para más información sobre energías renovables, véase Cambio climático y
energía limpia (

http://usinfo.state.gov/esp/home/topics/global_issues/cambioclimatico_energia.html
 ).

(El Servicio Noticioso desde Washington es un producto de la Oficina de
Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de
Estados Unidos. Sitio en la Web: http://usinfo.state.gov/esp)
VEREMOS SI EN cHILE EL ESTADO ENTRA A FORMULAR UNA
POLITICA DE ESTADO EN MATERIA DE BIOCOMBUSTIBLES.

 
Saludos
rodrigo gonzalez fernandez
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reacciones por los biocombustibles

Biocombustibles
¿El tanque o la comida?
anticopyrightHasta hace muy poco sonaba como un tema de laboratorio hasta que se transformó en el común denominador de las relaciones geopolíticas Norte-Sur. Las meditadas jugadas de ajedrez de la diplomacia mundial colocaron a los biocombustibles en el centro de la escena. Ahora, Greenpace, el titular del INTI y el Movimiento Campesino Indígena advierten sobre los riesgos de dedicar el cultivo intensivo de maíz, soja y caña de azúcar a producir otra cosa que no sea comida. Un ejemplo palpable: la relación que se tiene este tema con el precio de la carne.

El mes pasado, Néstor Kirchner se reunió con su par brasileño, Luis Inácio Lula Da Silva para impulsar con este énfasis las relaciones bilaterales. George Bush ya había visitado Brasilia con la misma intención. Y hace dos semanas, Al Gore -el ex vicepresidente demócrata de los Estados Unidos- se estrechó en un abrazo con el vice vernáculo, Daniel Scioli, en una fugaz visita que hizo a Buenos Aires con el fin de promocionar su idea de combatir el calentamiento global. Todas estas demostraciones de preocupación por el medio ambiente tuvieron una misma intención: estrechar lazos con los posibles países productores de maíz, soja o caña de azúcar, materia prima indispensable para el ahora llamado "biocombustible".
A pesar del énfasis que Gore puso en su exposición, admitió que el riesgo de la bioenergía –que reduciría las emanaciones de gases que provocan el efecto invernadero- es que el precio de los alimentos suba exponencialmente y que bosques extremadamente valiosos para el ecosistema sean destruidos innecesariamente. Lo mismos peligros plantea la filial argentina de la organización ambientalista Greenpeace en el informe que acaba de publicar.
"Es necesario –sugiere el trabajo- prestar atención en el potencial riesgo que los biocombustibles empujen los precios de los insumos alimenticios, una tendencia que puede ser atractiva para los agricultores pero desastrosa para la mayoría de la población y los sectores más empobrecidos".
Greenpeace acompaña la recomendación con una descripción de lo que sucedió en México, un país con 107 millones de pobres cuya alimentación está basada en el maíz. Allí, el valor de la harina empleada para elaborar las famosas tortillas se duplicó a fines de 2006 debido a que Estados Unidos -segundo productor mundial de etanol y exportador del 80 por ciento del maíz que reciben los mexicanos-aumentó de 2,80 a 4,20 dólares la fanega. El principal motivo del aumento habría sido la especulación y la acaparamiento que generó en el mercado de granos el anuncio formulado por George Bush de que su país destinará el 50 por ciento de las plantaciones de maíz para producir etanol.
En México, el fenómeno ocasionó rápidas repercusiones políticas y culturales . El presidente Felipe Calderón debió intervenir y fijar topes a los precios de los productos elaborados a base de maíz, mientras que los periodistas especializados acuñaron un neologismo para referirse al tema: etanoinflación.
"Buena parte del sector productivo agrícola ha puesto gran interés en el desarrollo de los biocombustibles al considerarlos una oportunidad para mejorar la cotización de su producción. Es claro que la demanda por biocombustibles hará que los cultivos energéticos se valoricen, tendiendo a precios mucho más altos que los que originalmente se pagaban por esos mismos cultivos cuando su destino era la industria alimenticia", explica el trabajo ambientalista.
En el informe, Greenpeace proyecta las consecuencias que podría traer a la Argentina un acelerado proceso de inversiones en biocombustible como consecuencia a la presión externa para que el país se convierta en proveedor de biodisel o bioetanol. Además del potencial aumento de precios en alimentos, señala que el incentivo a la expansión de las actividades agrícolas sobre ecosistemas naturales traería aparejado una masiva destrucción de bosques nativos tanto en el noroeste como en el noreste. Además, las mayores extensiones de siembras de maíz y soja intensificarían la falta de diversificación de los cultivos y los actores involucrados serán cada vez más concentrados. "Se generará una nueva etapa de un perfil agropecuario de gran escala y expulsor de población rural", subraya el trabajo.
El estudio pone en duda, también, que con los biocombustibles se cumpla con el objetivo de asegurar un suministro energético autónomo: "Estaremos exportando combustibles (los utilizados en la producción de biocombustibles) cuando nuestra disponibilidad de reservas fósiles comenzará a ser crítica poco después del 2010. Argentina va camino a ser un país importador de crudo y gas. Además estaremos exportando un combustible limpio (el etanol) que generará reducciones en los países importadores habiendo consumido energía local para producirlos y habiendo realizado emisiones de gases que producen efecto invernadero localmente."
La ONG ecologista también cuestiona que la elaboración de este tipo de combustibles sea una solución a los problemas de cambio climático en los países productores: "Debemos tener en cuenta que, por ejemplo, cada hectárea desmontada en Brasil equivale a una emisión de 500 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera. Las reducciones de emisiones que pueden generar los biocombustibles producidos en tierras desmontadas demandarán decenas o cientos de años para compensar las emisiones generadas en los desmontes. La desaparición de montes y selvas para generar tierras cultivables no sólo genera problemas en materia de biodiversidad y para las comunidades locales, también contribuye en agravar el problema del cambio climático", sostiene el informe.
"La producción y el uso de la bioenergía –advierte el trabajo-no deberían ampliar las desigualdades sociales, especialmente entre países desarrollados y en desarrollo. Las necesidades locales deberían tener prioridad por sobre el comercio global. El comercio en materia de bioenergía no debe resultar en impactos negativos en materia ambiental ni social ni debilitar la seguridad alimentaria y la soberanía."
A pesar de todos estos cuestionamientos, Greenpeace considera que la bioenergía es parte de la solución para combatir el cambio climático. Pero propone utilizar otra materia prima para elaborarlos: residuos de aceite de cocina, restos de caña de azúcar o de la actividad forestal. "Esta forma no presenta grandes problemas", asegura el informe.

La solución es el problema
A principios de año, el titular del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, Enrique Martínez, también había elaborado un informe cuestionando a los biocombustible como remedio al mal del cambio climático. La primera objeción que Martínez planteaba sobre la producción de etanol también tenía que ver con la cuestión alimenticia. Sostenía que para conseguir un reemplazo significativo de combustibles fósiles por etanol se necesitaría afectar a una superficie tan extensa que deberían dejarse de utilizar tierras cultivadas para producir alimentos en favor de la fabricación de energía, en un momento donde la población mundial se expande de manera vertiginosa. El prestigioso ambientalista estadounidense Lester Brown, presidente del Earth Policy Institute, sacó una cuenta que no deja de sorprender: para producir el etanol suficiente para llenar un tanque de combustible de cien litros se necesita la cantidad de granos que una persona come a lo largo de un año. "Como la tierra es finita, estaríamos generando un problema en vez de una solución: dejaríamos a millones de personas sin comer", opina Martínez.
"Este planteo no es teoría pura –explica-. En la Argentina prácticamente no se produce etanol, sólo hay proyectos. Sin embargo ya tenemos instalado el problema por el contagio de las subas de precios del maíz por la expansión de los biocombustibles en los Estados Unidos: en los últimos dos años aumentó un cien por ciento. Hoy el Estado argentino está subsidiando a los productores de pollo, cerdos y ganado lechero porque el maíz subió por la gran cantidad de hectáreas que Estados Unidos dedica al cultivo del cereal para producir etanol. La estampida de la carne se debe, en parte, al aumento del alimento balanceado, que sube el precio porque se disparó el maíz".
Este aumento geométrico de precios que Martínez caracteriza como un problema, los productores del campo y el gobierno lo ve ven como una ventaja competitiva. De hecho, hoy una de las principales fuentes de recaudación que tiene el Estado son las retenciones a los exportadores y cuanto más cueste el maíz, más dólares recibirán la Argentina. "Pero el Estado ya empezó a devolver ese dinero en subsidios a productores ganaderos para que engorden a sus animales –argumenta el presidente del INTI- . Después deberá subsidiar a los pobres y también tendrá que comprarles comida. Cuando se haga el análisis del ciclo de vida, que implica estudiar un tema desde que empieza hasta que termina, la Argentina se dará cuenta que con el etanol pierde plata. Pero mientras tanto, unos van a ganar mucho y otros todo lo contrario. Estas cuestiones deben analizarse a escala de toda la comunidad. Hoy todos los diarios hablan de la gran oportunidad que vive el país porque sube el maíz. Es una oportunidad para hacer mal las cosas, para que aumente la brecha hacia el interior de la sociedad."
"Lo que en verdad intenta Estados Unidos no es reemplazar el petróleo por etanol, sino controlar el valor del crudo. Nunca podría reemplazar más del 10 ó el 15 por ciento, pero eso alcanzaría para presionar sobre el precio del barril, que había superado todos los récords. Lo que permite el etanol, también, es no modificar las estructuras de poder. Si se produce nafta o etanol, se necesitan los mismos caños y las mismas estaciones de servicio para distribuirlo. Si, en cambio, se incentiva la energía eólica, solar o la generada por pequeñas centrales hidráulicas permitiría una producción descentralizada que podría distribuirse de manera local, prescindiendo de las grandes destilerías."
Además de las objeciones políticas a la producción de etanol con maíz, Martínez realiza también cuestionamientos técnicos. Señala que existen especialistas de la Universidad de Cornell que aseguran que la producción de este biocombustible arroja un balance de energía negativo. Esto quiere decir que se gastaría más energía en cultivar, cosechar y transformar el cereal en combustible que lo que devolvería después el etanol dentro de un motor. "El nivel de conversión de energía del maíz es muy bajo. Aún los defensores de la idea a ultranza, que aseguran que la ecuación es positiva, dicen que apenas llega a obtenerse un 50 por ciento más de lo que se gasta. Además, el etanol sería un pésimo negocio para la Argentina: gastar energía para producir otra que se utilizará fuera del país".


Hoy en la Argentina se producen 160.000 toneladas de etanol, una cifra muy marginal para lo que representa el consumo total de combustibles. Para producirlo, se utiliza como materia prima el bagazo de la caña de azúcar, un desecho que no tiene valor calórico alguno. Estos tipos de emprendimientos surgieron durante el gobierno de Raúl Alfonsín, que se había propuesto impulsar esta tecnología. Pero hasta hoy, la industria del biocombustible en la Argentina no prosperó.
El nuevo impulso dado por los efusivos gestos diplomáticos parece indicar un peligroso cambio. Para alertar sobre sus consecuencias el Movimiento Campensino Indígena –integrado por 15.000 familias agrupadas en organizaciones campesinas de siete provincias argentinas- también elaboró un documento donde plantea su posición sobre un tema que los afecta en forma directa. Allí plantean:
-"La expansión de los cultivos afectará a los alimentos, que serán más caros; a los suelos, que se degradarán por el uso de agroquímicos; e impulsará aún más el monocultivo para alimentar las plantas de etanol."
-"Es falso que el etanol beneficie en materia ambiental. Si no cambia el modelo de derroche energético, seguirá la producción de gases de invernadero, principal responsable del cambio climático."
-"El papel de la región será suministrar energía barata a los países ricos, a través de políticas de como las de la colonización: apropiación de territorio, de bienes naturales y de trabajo, lo que representa mayor concentración de tierra, agua, renta y poder."
-"La producción de agrocombustibles pondrá en peligro la soberanía alimentaría y agravará el problema del hambre en el mundo. En México, por la exportación del maíz para etanol, hubo un aumento del 400 % en el precio del maíz."
-"Con los cereales que se necesitan para llenar el tanque de una camioneta se puede alimentar una familia por mucho tiempo. La mayor parte de la energía producida se consume en el cultivo y el procesado -en petróleo, riego, maquinaria, transporte-. Hasta se puede dar saldo negativo de energía. Y más negativo aún, si se suma la destrucción de los bienes naturales y la contaminación que las refinerías causan en las comunidades cercanas."
-"Las industrias y gobiernos del Norte necesitan que la producción sea en el Sur, porque no disponen de tierra o no quieren usarla para esto, y porque asumen que en esos países los problemas ambientales son obviados por gobiernos ávidos de "inversión" extranjera y de promover la agricultura intensiva de exportación."
-"Es un proyecto de Estados Unidos para disminuir su dependencia de las naciones petroleras, pero además, un interés propio de sus empresas de agronegocios, petroleras y automotrices, para hacer nuevos y grandes negociados."
-"Usar los alimentos para llenar millones de autos o para millones de estómagos. ¿Usted que elige? "

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Los polos tardarán al menos 1.000 años en fundirse

Los polos tardarán al menos 1.000 años en fundirse

Posted: 24 May 2007 11:34 AM CDT

Osos

El geólogo italiano Carlo Alberto Ricci, presidente del European Polar Board, afirma que los polos tardarán al menos 1.000 años en fundirse, en el supuesto de que la temperatura continue aumentando.

Los conocimientos actuales sobre el clima impiden hacer prediciones de futuro fiables. Según Ricci, quien lleva décadas investigando las regiones polares, la idea de que los polos podrían fundirse en los próximos 50 años es errónea.

Según estudios respaldados por el programa europeo EPICA, en el último millón de años se han dado cambios climáticos en ciclos de 100.000 años. Según el científico, la variación de 2 ó 3 grados que se está dando en la actualidad podría explicarse en base a los ciclos climáticos.

Ricci ha dado una conferencia en Madrid sobre el cambio climático y su influencia en los polos.

"En los polos podemos rastrear el clima del último millón de años", aseguró el investigador, ya que en el hielo se encuentran encerradas partículas que indican la composición de la atmósfera y el comportamiento del clima. En los últimos 8.000 años de la Tierra, en los que se ha desarrollado la civilización humana, ha habido cambios de varios grados de temperatura en periodos de menos de un siglo"

Ricci piensa que la Tierra podría estar pasando simplemente por un ciclo de calor que podría acabar en cualquier momento. A pesar de ello, puntualizaba que los grandes cambios en la atmósfera no son corrientes y nunca se habían dado antes.

Las opiniones de Ricci se oponen frontalmente a las teorías catastrofistas sobre el calentamiento global. Su discurso resulta, desde este punto de vista, novedoso y esperanzador, lo cual no debería representar un motivo para defender el relajamiento en las políticas medioambientales de los gobiernos.

Vía | El día
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