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lunes, diciembre 03, 2007

ARAGUAY: REUNION DE MINISTROS DE AGRICULTURA DEL SUR

ARAGUAY: REUNION DE MINISTROS DE AGRICULTURA DEL SUR

ASUNCION, 3 (ANSA) - Ministros de agricultura del Consejo Agropecuario del Sur (CAS) iniciaron una reunión de dos días en Asunción, para tratar temas como el cambio climático, los biocombustibles y la agricultura familiar.
    Integran este organismos los ministros de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay.
    Según un informe del CAS, en la primera parte de la reunión se buscará establecer lineamientos para la construcción de una estrategia regional relacionada a la producción de biocombustibles.
    En este sentido, se escuchará la experiencia de Chile en la materia, basado en el informe del ministro de Agricultura de ese país, Alvaro Rojas, además de las experiencias de los demás países presentes.
    En cuanto a la agricultura familiar, los seis países integrantes del CAS analizarán los desafíos y avances que se han producido en la materia en la región.
    Los otros temas incluyen el cambio climático, la sanidad vegetal y animal, entre otros.
    "Creemos que son temas que los ministros tenemos que abordar para enfrentar los nuevos desafíos que se van a producir en la región y el mundo", dijo el ministro paraguayo de Agricultura y Ganadería, Alfredo Molina. ACZ

03/12/2007 21:11

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Rodrigo González Fernández
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Informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo

ARGENTINA
 
Informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
El cambio climático también impacta en el desarrollo humano
Afirma que el calentamiento global ya es un hecho, que el cambio climático está afectando al mundo entero, pero que -de seguir esta tendencia- producirá retrocesos en el desarrollo de los sectores más vulnerables.

De la Redacción de El Litoral

Mientras los gobiernos se preparan para reunirse en Bali, Indonesia, y debatir sobre el futuro del Protocolo de Kyoto, el Informe sobre Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) 2007/2008 advierte que el mundo debe centrarse en aquellos impactos del cambio climático que podrían producir reveses sin precedentes en aspectos como la reducción de la pobreza, la nutrición, la salud y la educación.

El informe, "La lucha contra el cambio climático: solidaridad frente a un mundo dividido", fue presentado el lunes en Brasilia con la presencia del presidente de la RF de Brasil Luis Fernando Da Silva y el secretario general de la ONU Ban Ki-moon. Ofrece un panorama descarnado de las amenazas que implica el calentamiento global. Según el informe, el mundo avanza hacia un "punto de inflexión" que podría atrapar a los países más pobres y a sus ciudadanos más vulnerables en condiciones de desventaja cada vez peores y dejar a millones de personas enfrentadas a la malnutrición, a la escasez de agua, a amenazas ecológicas y a pérdidas en sus medios de sustento.

"En última instancia, el cambio climático representa una amenaza para toda la humanidad. Pero son los pobres, que no tienen responsabilidad alguna por la deuda ecológica que estamos acumulando, quienes enfrentan los costos humanos más graves e inmediatos", señaló Kemal Dervip, administrador del Pnud.

Mitigación y adaptación

En el ámbito de la mitigación, los autores instan a los países desarrollados a demostrar liderazgo y reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en al menos el 80 por ciento hasta el año 2050 respecto de los niveles de 1990. Además, el informe aboga por una combinación de impuestos a las emisiones de carbono, programas estrictos de emisiones negociables con fijación de límites máximos, la reglamentación del uso de la energía y la cooperación internacional para financiar la transferencia de tecnologías con bajas emisiones de carbono.

Respecto de la adaptación, el informe advierte que las desigualdades en la capacidad para hacer frente al cambio climático se vislumbran como una fuerza cada vez más poderosa que sigue profundizando las inequidades entre los países y al interior de ellos. En este sentido, llama a los países desarrollados a concentrar el accionar de las alianzas internacionales en la adaptación al cambio climático para reducir la pobreza.

"Más que un llamamiento a la desesperación, hacemos un llamamiento a la acción", comentó el principal autor del informe y director de la Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano, Kevin Watkins, al tiempo que agregó: "Si trabajamos unidos y con decisión, podemos ganar la batalla contra el cambio climático. No aprovechar esta oportunidad constituiría un fracaso moral y político nunca antes visto en la historia de la humanidad". Para él, las conversaciones que se llevarán a cabo en Bali son una oportunidad única para poner los intereses de los pobres del mundo en el centro de las negociaciones sobre el cambio climático.

Evitar el cambioclimático peligroso

Los autores del informe convocan a los gobiernos a establecer objetivos comunes para evitar el cambio climático peligroso. Entre otras cosas, promueven la fijación de un umbral de 2° C por encima de los niveles preindustriales (el nivel actual es de 0,7° C.

Sobre la base de un nuevo modelo climático, el informe propone un "presupuesto de carbono del siglo XXI" para mantenerse dentro del umbral. Este presupuesto cuantifica el nivel total de emisiones de gases de efecto invernadero que es coherente con esta meta. Con un ejercicio que capta la envergadura del desafío que tenemos por delante, el informe estima que, seguir haciendo lo mismo de siempre, podría redundar en el agotamiento del presupuesto total de carbono para el siglo XXI en 2032. En efecto, los autores advierten que, de seguir las tendencias actuales, es más probable que el mundo supere los 4°C en lugar de mantenerse dentro de los 2°C.

En ese punto, sugiere que los países desarrollados deberían reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en por lo menos 80 por ciento de aquí a 2050 y en 30 por ciento antes de 2020, ambos respecto de los niveles de 1990.

En tanto, los países en desarrollo deberían reducir sus emisiones en 20 por ciento de aquí a 2050 respecto de los niveles de 1990. Sin embargo, estas reducciones se darían a partir de 2020 y contarían con el respaldo de la cooperación internacional en materia de financiación y transferencia de tecnologías con bajas emisiones de carbono.

En cuanto a las políticas públicas necesarias para estrechar la brecha entre las declaraciones sobre seguridad climática y las políticas energéticas que permitirían evitar el cambio climático peligroso, se destacan fijar precios a las emisiones de carbono, contar con normas reglamentarias más exigentes, apoyar el desarrollo de suministro de energía con bajos niveles de emisiones de carbono, y cooperación internacional en transferencias financieras y tecnológicas.

"Nadie pretende subestimar los verdaderos desafíos ecológicos a largo plazo que traerá el cambio climático a los países ricos", comentó Watkins, "pero las vulnerabilidades más inmediatas no están en el bajo Manhattan ni en Londres, sino en las zonas propensas a inundaciones de Bangladesh y en las regiones proclives a sequías de África subsahariana".

Los efectos en nuestro país

El documento del PNUD identifica cinco áreas en las que el cambio climático, de seguir las actuales tendencias, producirá retrocesos en materia de desarrollo humano en América Latina. Sin embargo, como se indica en los estudios elaborados por la Segunda Comunicación Nacional a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, Argentina no se encuentra exenta de las mismas amenazas:

Producción agrícola y seguridad alimentaria: el cambio climático ya afecta el régimen de precipitaciones, temperaturas y disponibilidad de agua para la agricultura. Se espera que las áreas más afectadas sean Cuyo y el Noroeste. En el norte, en un contexto de inadecuado manejo del suelo y desmontes, el impacto resultaría en situaciones de estrés hídrico y riesgo de desertificación. En la Pampa Húmeda se prevén aumentos de temperatura y agudización de fenómenos climatológicos extremos. Escasez de agua: desde la región de Cuyo hasta Tierra del Fuego, al igual que en la península antártica, ya se observa un retroceso de la mayoría de los glaciares debido a la pérdida del área de acumulación de nieve y a la elevación de las temperaturas medias y estacionales. Los ríos de la región cuyana como los norpatagónicos podrían ver sus caudales disminuidos por el aumento de la temperatura y mayor evaporación. En la alta Cuenca del Plata llevan a estimar una mayor vulnerabilidad en la generación hidroeléctrica, la navegación y el suministro de agua en el litoral para los escenarios de largo plazo. Aumento del nivel del mar: Sólo afectaría directamente zonas bajas de la costa del Río de la Plata, ante la presencia de tormentas asociadas a vientos del sudeste. La agudización de eventos climáticos extremos pondrían en riesgo sistemas productivos (erosión del suelo, inundaciones, sequías, salinización) y las zonas urbanas (inundaciones). Modificación de ecosistemas: la Argentina se caracteriza por la presencia de una gran variedad de ecosistemas, que se verían afectados de diferentes maneras. Los más vulnerables a la recurrencia de eventos extremos, como sequías, están ubicados en el norte del litoral y de la llanura chaqueña.
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Rodrigo González Fernández
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Perspectiva del Medio Ambiente Mundial del PNUMA

Perspectiva del Medio Ambiente Mundial del PNUMA

La ONU llama a cambiar el "estilo de vida" para evitar una catástrofe ambiental

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente informa de que amenazas graves como el cambio climático, el índice de extinción de las especies y el reto de alimentar a una población en crecimiento, se encuentran entre las que aún están sin resolver. Todas ellas ponen en peligro a la Humanidad.

Esta advertencia está incluida en la Perspectiva del Medio Ambiente Mundial del PNUMA: Un informe sobre un medio ambiente para el desarrollo (GEO-4) publicado 20 años después de que la Comisión Mundial para el Medioambiente y Desarrollo (la Comisión Brundtland) publicase su informe principal, "Nuestro Futuro Común".

GEO-4, el último de una serie de informes emblemáticos del PNUMA, evalúa el estado actual de la atmósfera, de la tierra, del agua y de la biodiversidad mundiales, describe los cambios acontecidos desde 1987 e identifica una serie de prioridades de actuación. El GEO-4 es el informe más completo de la ONU sobre el medio ambiente; ha sido preparado por unos 390 expertos y revisado por más de 1000 de todo el mundo.

El informe también da la bienvenida al progreso que se ha conseguido al combatir algunos problemas relativamente simples, ahora que el medio ambiente está mucho más cerca de disfrutar de una política general en todo el mundo. Sin embargo, a pesar de estos avances, aún permanecen los problemas difíciles de gestionar, los "persistentes". En este sentido, el GEO-4 dice lo siguiente: "No se han identificado graves problemas en "Nuestro Futuro Común" que se correspondan con tendencias previstas favorables".

El PNUMA advierte de que, si no se abordan estos problemas persistentes, podemos destruir todos los logros conseguidos hasta ahora en relación con problemas menores y esto puede amenazar a la supervivencia de la Humanidad. Pero insiste en lo siguiente: "Nuestro objetivo no es presentar situaciones hipotéticas deprimentes y sin salida, sino una llamada a la acción urgente".

Achim Steiner, Subsecretario General de la ONU y Director ejecutivo del PNUMA, dijo que "la respuesta de la comunidad internacional a la Comisión Brundtland ha sido valiente e inspiradora en algunos casos. Pero en demasiadas ocasiones esta respuesta ha sido lenta y ha estado marcada por un ritmo y un grado de actuación que no responden a, o que no reconocen la magnitud de los retos a los que se enfrentan las poblaciones y el medio ambiente del planeta".

"La comunidad internacional ha recortado en un 95 por ciento la producción de sustancias químicas que dañan la capa de ozono durante los últimos 20 años; también ha creado un tratado de reducción de las emisiones de gas de efecto invernadero, junto con un comercio innovador y unos mercados de compensación de carbono; ha sustentado el aumento de las zonas terrestres protegidas que han llegado a cubrir casi un 12 por ciento de la Tierra y, por último, ha diseñado muchos instrumentos importantes para abordar problemas que van desde la biodiversidad y la desertización al comercio de residuos peligrosos y organismos vivos modificados", añadió.

Sin embargo, como señala el GEO-4, aún existen problemas "persistentes" e intratables que aún no se han resuelto o abordado. Los problemas del pasado continúan y están surgiendo otros nuevos que van desde el rápido aumento de "zonas muertas" o carentes de oxígeno en los océanos, a la reaparición de enfermedades conocidas y desconocidas relacionadas en parte con la degradación del medio ambiente. Entretanto, instituciones como el PNUMA, que han sido creadas para contrarrestar las causas de estos problemas, siguen siendo débiles y carecen de suficientes recursos", dice Steiner.

Con respecto al cambio climático, el informe dice que ahora la amenaza es tan urgente que es necesario recortar enormemente las emisiones de gases de efecto invernadero para mediados de siglo. En diciembre tienen que comenzar las negociaciones sobre un tratado que sustituya al Protocolo de Kioto, que es el acuerdo internacional que obliga a los países a llevar un control de las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero. Aunque este acuerdo exonera a todos los países en vías de desarrollo de la obligación de reducir sus emisiones, cada vez se ejerce una mayor presión sobre los países de rápida industrialización, que ahora son emisores importantes, para que formen parte de los acuerdos de reducción de emisiones.

GEO-4 también advierte de que estamos viviendo muy por encima de nuestras posibilidades. La población humana es ahora tan grande que "la cantidad de recursos necesarios para sustentarla supera la disponibilidad de éstos...la huella ecológica de la humanidad [la demanda de la humanidad sobre el medio ambiente] es de 21,9 hectáreas por persona, mientras que la capacidad biológica media de la Tierra es de tan sólo 15,7 hectáreas por persona...". 

El informe dice también que el bienestar de miles de millones de personas en el mundo en desarrollo está en peligro, debido a que no se ha puesto remedio a los problemas simples que en otros lugares se han combatido con éxito. GEO-4 nos recuerda lo que la Comisión Brundtland enunció respecto a que el mundo no se enfrenta a crisis separadas: la "crisis medioambiental", la "crisis del desarrollo" y la "crisis energética" son una sola. Esta crisis consiste, no sólo en el cambio climático, en los índices de extinción de especies y de hambruna, sino también en otro tipo de problemas causados por el aumento de la población humana, del consumo de los ricos y de la desesperación de los pobres. Algunos ejemplos son los siguientes:

• disminución de las poblaciones de peces;

• pérdida de tierra fértil por degradación;

• presión insostenible en los recursos;

• descenso de la cantidad de agua dulce disponible que el ser humano y otras criaturas tienen que compartir; y

• riesgo de que el daño al medio ambiente pueda superar niveles insospechados para los que no habrá vuelta atrás.

GEO-4 dice que el cambio climático es una "prioridad mundial" que exige voluntad política y liderazgo. Sin embargo, esta prioridad se encuentra con una "asombrosa falta de sentido de la urgencia" y una respuesta mundial "lamentablemente inadecuada".

Varios países altamente contaminantes se han negado a ratificar el Protocolo de Kioto. El GEO-4 dice: "... algunos sectores de la industria que estaban en desacuerdo con el Protocolo se las arreglaron para debilitar la voluntad política de ratificarlo". Y continúa:

"Para que se logre un progreso rápido es crucial que se den cambios fundamentales en las estructuras social y económica y también cambios en el estilo de vida".

El informe identifica, entre otros puntos críticos, los siguientes:

El agua

El riego se lleva alrededor de un 70 por ciento del agua disponible y, sin embargo, lograr el Objetivo de Desarrollo del Milenio relativo al hambre significa que, para 2050, habrá que duplicar la producción de alimentos. La cantidad de agua dulce está disminuyendo: para 2025 se prevé que el uso del agua haya aumentado en un 50 por ciento en los países en vías de desarrollo y en un 18 por ciento en el mundo desarrollado. El GEO-4 dice: "El peso cada vez mayor de la demanda de agua llegará a ser intolerable en los países donde este recurso escasea".

La calidad del agua también está descendiendo, ya que está contaminada por patógenos microbianos y por un exceso de nutrientes. El agua contaminada sigue siendo la mayor causa de enfermedad humana y de mortalidad a nivel mundial.

El pescado

El consumo se triplicó desde 1961 a 2001. El número de capturas se ha quedado estancado o ha descendido lentamente desde la década de los 80. Las subvenciones han creado un exceso en la capacidad de pesca; se calcula que representan un 250 por ciento más de lo que se necesita para capturar la producción sostenible de los océanos.

La biodiversidad

Los cambios actuales en la biodiversidad son los más rápidos que se han visto en la historia del ser humano. Las especies se están extinguiendo a un ritmo cien veces mayor que el que se aprecia en los registros de fósiles. Se cree que el comercio de carne de caza en los países de la cuenca del río Congo es seis veces mayor que el índice de sostenibilidad. De los grupos de vertebrados principales que se han evaluado exhaustivamente, más del 30 por ciento de los anfibios, el 23 por ciento de los mamíferos y el 12 por ciento de las aves se encuentra en peligro. La intrusión de especies exóticas invasivas es un problema en aumento. El ctenóforo americano, introducido accidentalmente por barcos americanos en 1982, ya había destruido 26 piscifactorías comerciales hacia 1992 y actualmente ha llegado a dominar el ecosistema marino del Mar Negro al completo.

El sexto caso de extinción más importante ya está en camino y esta vez ha sido causado por el comportamiento humano. Sin embargo, para que podamos satisfacer nuestra creciente demanda de alimentos, tendremos que conseguir una agricultura intensiva (utilizando más productos químicos, más energía y más agua, así como cultivos y cosechas más eficientes) o cultivar más tierra. De cualquier manera, la biodiversidad va a sufrir. Una señal de progreso es el continuo aumento de zonas protegidas. Pero hay que gestionarlas de forma eficiente y hacer que se respeten correctamente. Por otro lado, la biodiversidad (de todo tipo, no sólo la "megafauna carismática" como los tigres y elefantes) va a necesitar también que se conserven las zonas que están fuera de las protegidas.

Presiones en las regiones: Éste es el primer informe de la GEO en el que las siete regiones del mundo hacen hincapié en los efectos potenciales del cambio climático. En África, la degradación de la tierra e incluso la desertización constituyen amenazas; la producción de alimentos per cápita ha disminuido en un 12 por ciento desde 1981. Las subvenciones injustas en las regiones desarrolladas continúan impidiendo el progreso hacia una mayor producción. Las prioridades en la región de Asia y el Pacífico son, entre otras, la calidad del aire en las ciudades, el estrés por défi cit de agua dulce, los ecosistemas degradados, el uso de la tierra de cultivo y el aumento de los desechos. El abastecimiento de agua potable ha progresado enormemente en la última década, pero el tráfico ilegal de residuos electrónicos y peligrosos constituye un nuevo reto.

El aumento de los ingresos y de los núcleos familiares en Europa están provocando una producción y un consumo insostenibles, un mayor uso de la energía, una pobre calidad del aire en las ciudades y problemas de transporte. Otras prioridades de la región son la pérdida de la biodiversidad, el cambio de la utilización de la tierra y el estrés por déficit hídrico.

América Latina y el Caribe se enfrentan al crecimiento urbano, a amenazas a la biodiversidad, a los daños en las costas y la contaminación marina, así como a la vulnerabilidad ante el cambio climático. No obstante, las zonas protegidas cubren en la actualidad cerca de un 12 por ciento de la tierra y la deforestación anual en el Amazonas está descendiendo. América del Norte lucha por abordar el cambio climático, con el que el uso de la energía, la dispersión urbana y el estrés por déficit hídrico están relacionados. El uso de vehículos más grandes, los relajados criterios de ahorro de carburantes y el aumento del número de coches y de las distancias que cubren, han contrarrestado los logros en cuanto a eficiencia energética. Las prioridades en la región de Asia Occidental son, entre otras, el estrés por déficit de agua potable, la degradación de la tierra, de las costas y de los ecosistemas marinos, la gestión de las ciudades, la paz y la seguridad. También son motivo de preocupación las enfermedades de origen hídrico y el reparto de los recursos hídricos internacionales. Las Regiones Polares ya empiezan a sentir los efectos del cambio climático. La seguridad alimentaria y la salud de las poblaciones indígenas están en peligro debido al aumento de mercurio y de contaminantes orgánicos persistentes en el medio ambiente. Se calcula que la capa de ozono tardará otro medio siglo en recuperarse.

El futuro

GEO-4 reconoce que la tecnología puede ayudar a reducir la vulnerabilidad de las personas ante las tensiones ambientales, pero dice que a veces es necesario "corregir el paradigma del desarrollo centrado en la tecnología". El informe explora la posibilidad de que las tendencias actuales evolucionen en cuatro situaciones hipotéticas hacia 2050.

El futuro real está determinado mayormente por las decisiones que los individuos y la sociedad tomen ahora, dice el GEO-4: "Nuestro futuro común depende de las acciones que llevemos a cabo hoy, no mañana ni en algún momento en el futuro".

En el caso de algunos problemas persistentes, el daño puede ser ya irreversible. El informe GEO-4 advierte que la lucha contra las causas subyacentes a las presiones ambientales afecta a menudo a los intereses creados de algunos grupos poderosos que pueden influir en las decisiones políticas. La única forma de abordar estos problemas más arduos requiere que el medio ambiente pase de estar en la "periferia" a estar en el núcleo del proceso de toma de decisiones: un medio ambiente para el desarrollo, no un desarrollo para detrimento del medio ambiente.

"Desde la Comisión Brundtland ha habido suficientes llamadas de alerta. Sinceramente, espero que el GEO-4 sea la última. La destrucción sistemática de los recursos naturales y basados en la naturaleza de la Tierra ha alcanzado un nivel que supone un reto para la viabilidad de los sistemas económicos, un nivel en el que es posible que la factura que pasemos a nuestros hijos sea imposible de pagar", dijo Steiner.

El informe GEO-4 acaba diciendo que "aunque se espera que los gobiernos tomen la delantera, también son importantes otros grupos de interés para garantizar resultados positivos a la hora de lograr un desarrollo sostenible. Ya que tenemos una mejor comprensión de los retos a los que nos enfrentamos, la necesidad no podría ser más apremiante y el momento más oportuno para actuar ahora y proteger nuestra propia supervivencia y la de las generaciones futuras".

La atmósfera

Existe en la actualidad evidencia "visible e inequívoca" de los efectos del cambio climático y un consenso acerca de que las actividades humanas han sido decisivas en este cambio: la media de las temperaturas globales ha aumentado en unos 0,74°C desde 1906. Se prevé que el cálculo más aproximado de aumento en este siglo oscile entre 1,8°C y 4°C. Algunos científicos creen que un aumento de 2°C en la temperatura media global por encima de los niveles preindustriales es un umbral a partir del cual la amenaza de un daño grave e irreversible es más verosímil.

Los núcleos glaciales muestran que los niveles de dióxido de carbono (CO2) y de metano se encuentran muy lejos de su rango de variabilidad natural de los últimos 500.000 años: el clima de la Tierra ha entrado en una situación sin comparación en la prehistoria reciente. Las temperaturas medias en el Ártico están aumentando dos veces más rápido que en el resto del mundo. La subida del nivel de mar provocada por la expansión térmica del agua y por el derretimiento de los glaciares y de los mantos de hielo, continuará durante el futuro predecible y tendrá consecuencias enormes en potencia: más del 60 por ciento de la población en el mundo vive a una distancia de 100 kilómetros de la costa.

Es posible que el aumento de la acidificación y de las temperaturas del océano afecten también a la seguridad alimentaria mundial. La diarrea y la malaria se extenderán más.

Las tendencias actuales no favorecen un proceso de estabilización de las emisiones de gas de efecto invernadero. El sector de la aviación fue testigo de un aumento del 80 por ciento en el número de kilómetros que se cubrieron entre 1990 y 2003, mientras que el transporte marítimo aumentó la carga de mercancías de los 4000 millones de toneladas de 1990 a los 7.100 millones de 2005: cada sector demanda unas enormes cantidades de energía, que siguen aumentando.

Algunos gases de efecto invernadero pueden continuar en la atmósfera durante 50.000 años. A pesar del "impresionante" éxito a la hora de eliminar paulatinamente sustancias que reducen la cantidad de ozono, el "agujero" que hay en la capa de ozono estratosférica en primavera sobre la Antártica es mayor que nunca en la actualidad y permite que la dañina radiación solar ultravioleta llegue a la Tierra.

La lluvia ácida no supone ahora un problema tan grande en Europa y en América del Norte ("uno de los relatos de éxito de las recientes décadas"), pero es un reto mayor en países como Méjico, India y China.

La contaminación

Actualmente se utilizan más de 50.000 compuestos químicos para fines comerciales, a los que se les añaden cientos de ellos cada año; se prevé que la producción mundial de sustancias químicas aumente en un 85 por ciento durante los próximos 20 años.

La exposición ambiental causa casi un cuarto de todas las enfermedades. Se calcula que más de dos millones de personas en todo el mundo mueren de forma prematura debido a la contaminación del aire fuera y dentro de los hogares.

Parte del progreso que se ha conseguido para reducir la contaminación en los países desarrollados ha sido a costa de aquellos que están en vías de desarrollo, a donde se están exportando ahora la producción industrial y sus efectos.

Los alimentos

Se ha calculado que las pérdidas en la producción agrícola mundial por causa de plagas de insectos suponen alrededor de un 14 por ciento. La expansión de las tierras de cultivo ha remitido desde 1987, pero la intensidad del uso de la tierra ha aumentado drásticamente. Entonces un campesino producía una media anual de una tonelada: en la actualidad la producción es de 1,4 toneladas. Una hectárea de tierra de cultivo, que entonces producía una media de 1,8 toneladas, ahora produce 2,5 toneladas.

El uso insostenible de la tierra está causando degradación, una amenaza tan grave como la del cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Este factor afecta a una tercera parte de la población mundial, a través de la contaminación, la erosión del suelo, el agotamiento de los nutrientes, la escasez de agua, la salinidad y la perturbación de los ciclos biológicos. 

La seguridad alimentaria de dos tercios de la población mundial depende de fertilizantes, especialmente nitrógeno. El crecimiento de la población, el exceso de consumo y la continua alternancia entre el consumo de cereales y de carne significa que la demanda de alimentos aumentará de 2,5 a 3,5 veces la cifra actual.

Es probable que para 2030, los países en vías de desarrollo necesiten 120 millones más de hectáreas para alimentarse.

La pérdida de diversidad genética puede amenazar a la seguridad alimentaria: 14 especies animales forman el 90 por ciento de la existencia total de animales; 30 tipos de cultivos dominan la agricultura, lo que se calcula que proporciona el 90 por ciento de las calorías mundiales.

La biodiversidad

Cerca del 60 por ciento de los servicios de ecosistemas que se han evaluado están degradados o se han utilizado de forma insostenible; las poblaciones de vertebrados de agua dulce descendieron una media de casi el 50 por ciento desde 1987 a 2003, un descenso mucho más rápido que el de las especies terrestres o marinas. Más de la mitad de las 6000 lenguas del planeta están en peligro y hay quien cree que hasta un 90 por ciento del total de las lenguas probablemente no sobreviva este siglo.

El agua

Cada año, el 10 por ciento de los principales ríos del planeta no consigue llegar al mar durante unos meses, debido a la demanda de riego.

En los países en vías de desarrollo, unos 3 millones de personas mueren cada año por enfermedades de origen hídrico. La mayoría son niños menores de cinco años. Se calcula que 2.600 millones de personas carecen servicios sanitarios avanzados. Para 2025 se prevé que el descenso del agua haya aumentado en un 50 por ciento en los países en vías de desarrollo y en un 18 por ciento en el mundo desarrollado.

La preocupación es cada vez mayor por los efectos que los productos de cuidado personal y los farmacéuticos, como los analgésicos y los antibióticos, puedan tener en los ecosistemas acuáticos.

Un mundo desigual

Los aspectos económico, social y político del mundo han cambiado de forma radical desde 1987. La población ha aumentado en casi un 34 por ciento, el comercio es casi tres veces mayor y la media de ingresos por persona ha subido en un 40 por ciento.

El consumo ha ido creciendo de forma más rápida que la población, pero de forma desigual: el total de los ingresos anuales de casi 1000 millones de personas -la población de los países más ricos- es casi 15 veces el de los 2.300 millones de personas que habitan en los países más pobres.

Hay menos recursos que compartir: la cantidad de tierra por persona es de casi un cuarto de la que había hace un siglo. Se calcula que, para 2050 esta cantidad disminuya en un quinto del nivel que se alcanzó en 1900.

La urbanización es una presión importante: para 2025 se espera que solamente las poblaciones costeras lleguen a los seis mil millones. 2007 es el primer año en la historia de la Humanidad en el que más de la mitad de la población total vive en ciudades.

 

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Corporaciones, agrocombustibles y transgénicos

Corporaciones, agrocombustibles y transgénicos

Gerardo Honty

La bioenergía es una de las opciones renovables que la humanidad tiene por delante para satisfacer sus necesidades energéticas. No obstante el término "bioenergía" comprende varias tecnologías algunas más eficientes y apropiadas que otras. En las condiciones actuales de la oferta y demanda de energía en el mundo, el uso masivo de las biomasas como fuente energética parece ineludible. Pero los biocombustibles tal como se están promoviendo en la actualidad, estrictamente restringidos al etanol y el biodiesel (que nosotros preferimos llamar "agrocombustibles" en virtud la materia prima y las características de los cultivos utilizados) de no parecen ser los de mejor performance desde el punto de vista energético y ambiental. Su evolución futura, para ser compatible con los objetivos de un desarrollo ambiental y políticamente sustentable, tiene que encontrar formas para conciliar varios intereses contrapuestos.

Las precauciones y debates que hoy se tienen a raíz de la emergencia de los agro-combustibles es resultado de las enseñanzas nos ha dejado la historia de la apropiación humana de la energía, especialmente durante el siglo pasado. Por estas enseñanzas hoy sabemos que sólo las razones científicas y técnicas no alcanzan, que sólo las variables económicas no son suficientes y que toda tecnología para la transformación de la energía en energía útil tiene impactos sociales y ambientales y externalidades económicas positivas y negativas.

En virtud de ello, para analizar las oportunidades y conveniencia de la producción de agro-combustibles es necesario considerar algunos temas inherentes a la tecnología en sí (la transformación de la energía solar en combustibles a partir de su apropiación por cultivos agrícolas), las circunstancias nacionales o regionales particulares, y los procesos globales que tienen influencia en el negocio.

A partir de lo anterior se abren varios puntos que deben tenerse en cuenta:

1) El balance energético de los agro-combustibles, que está asociado a la materia prima utilizada, la forma de cultivo, y la "frontera" del sistema de producción.

2) La sustentabilidad ambiental de la producción, es decir la adecuación a las condiciones ambientales locales, la conservación de los recursos naturales y los agro-ecosistemas.

3) La sustentabilidad social: la capacidad del sistema de producción y comercialización de mejorar la distribución de la riqueza y permitir la participación de los involucrados en la toma de decisiones.

4) El papel de los agro-combustibles en la matriz energética nacional.

5) El balance económico (balanza comercial, equilibrio fiscal, precios internos, etc.).

6) El conflicto con la producción de alimentos. Ya hay indicios de aumento de los precios de los productos alimentarios así como del valor de la tierra e insumos necesarios para su cultivo.

7) La influencia de los factores externos: agotamiento del petróleo y cambio climático.

Veremos en detalle cada uno de estos puntos y luego la situación del mercado de los agro-combustibles en algunos países específicos: Argentina, Brasil y Bolivia.

1) El balance energético de los agrocombustibles

No todos los vegetales captan la misma cantidad de energía solar ni tienen la misma capacidad de ofrecer la energía absorbida como energía útil a través de su transformación en agro-combustibles. Ha sido muy difundida en los últimos tiempos los diferentes contenidos energéticos del maíz dulce (principalmente utilizado en Estados Unidos) y la caña de azúcar (utilizada en Brasil) para la producción de etanol. Mientras el primero entrega menos de dos veces la energía necesaria para su producción, la caña de azúcar rinde casi 10 veces la energía que se consume en su producción. Lo mismo sucede en el campo del biodiesel donde la palma aceitera tiene un balance energético tres veces mayor que la soja y así puede seguirse con los distintos cultivos utilizados para la fabricación de los agrocombustibles.

Por otra parte, la forma de cultivo (uso de maquinaria, agroquímicos, etc.) puede insumir mayor o menor cantidad de energía en forma de petróleo, gas natural etc. Es necesario analizar el Ciclo de Vida del agrocombustible. Algunos cultivos requieren la utilización de tractores, cosechadoras, secado, destilado, transportes, etc. todo lo cual consume energía. La producción de los fertilizantes, herbicidas e insecticidas utilizados consumen petróleo, gas natural y electricidad.

La infraestructura necesaria para el procesamiento del producto agrícola en agro-combustibles, así como su transporte también inciden en el balance energético. En algunos estudios se considera hasta la energía utilizada para la fabricación del acero y el cemento necesarios para la construcción de las plantas de agro-combustibles. La inclusión o no de estos componentes y en qué proporción dependen de lo que se conoce como la "frontera del sistema" y que puede establecerse según distintos criterios (Lobato, 2007).

2) La sustentabilidad ambiental de la producción

Ya hay algunos datos que permiten afirmar que la producción de agro-combustibles avanza sobre la frontera agropecuaria. Más allá de que se prohíba o limite el cultivo en ciertas áreas la producción que se desplaza tiende a abrir nuevas tierras antes intocadas. El ministro de agricultura de Brasil Reinhold Stephanes acaba de anunciar que serán prohibidos los cultivos de caña de azúcar en la Amazonia y en el Pantanal y que se promoverá su cultivo en áreas de pasturas. Sin embargo, esto va a provocar el corrimiento de la ganadería hoy presente en esos suelos hacia las zonas vírgenes que se intentan proteger con la medida.

Por otra parte, la inserción de los cultivos para agro-combustibles en los ecosistemas tienen los mismos riesgos ambientales que cualquier otro cultivo. Los monocultivos a gran escala, el uso masivo de pesticidas y fertilizantes químicos, la utilización de maquinaria, etc. tienen un alto potencial para generar impactos ambientales negativos en el suelo, el agua y la biodiversidad. En algunos casos como la forma tradicional de cultivo y procesado de la caña de azúcar, se requiere de un uso importante de agua y la quema del follaje previo a su cosecha genera grandes cantidades de gases contaminantes (Honty y Gudynas, 2007).

3) La sustentabilidad social

Uno de los argumentos de peso para el desarrollo de los agro-combustibles es la oportunidad de desarrollo para los sectores campesinos pobres de los países en vías de desarrollo. Sin embargo, como demuestra la historia de los cultivos de otros commodities, la producción y exportación de grandes volúmenes de productos agrícolas no necesariamente redunda en una mejora de la calidad de vida de los pequeños agricultores o trabajadores rurales. Es más, en muchos casos la empeora dadas las condiciones de trabajo a las que se ven sometidos.

Si bien esta situación es apreciable en varios países y rubros agrícolas, en particular es relevante para este análisis la situación de buena parte de los trabajadores de la caña de azúcar en Brasil (base del etanol para consumo nacional y para exportación) que reiteradamente presenta casos de aberrantes condiciones de trabajo. Las autoridades brasileñas, especialmente del Estado de San Pablo principal productor de caña de azúcar, periódicamente "liberan" trabajadores rurales en situación de "esclavitud".

Por otra parte la mecanización actual y futura de las grandes plantaciones muestra que si no se toman algún tipo de medidas específicas, la mano de obra utilizada será cada vez menor en el sector. Un estudio de caso de la soja en Brasil demuestra que azúcar, mientras que en 1985 se producían 18.278 toneladas de soja con 1.694.000 agricultores, en 2004 se produjeron 49.792 toneladas con apenas 335 mil trabajadores (Schlesinger, 2006).

Por lo tanto, no puede asociarse directamente exportación de agro-combustibles con mejora de las condiciones de vida rural, si no se toman algunas medidas que aseguren la calidad del trabajo, los ingresos de los trabajadores rurales y agricultores y la mejora de la calidad de vida. Brasil está intentando algo en el caso del biodiesel con el "Sello Social" pero es aún incipiente y claramente insuficiente.

4) La inserción en la matriz energética nacional

Los agrocombustibles pueden jugar distintos papeles en distintos países de acuerdo a su realidad nacional y su inserción regional. Claramente para los países que no poseen reservas de hidrocarburos o estas son insuficientes, como puede ser el caso de Paraguay, Uruguay, Chile o Argentina, esta fuente energética puede resultar muy importante, mientras que para países ampliamente excedentarios como Venezuela, no tienen prácticamente ningún significado.

Para países con reservas pero menores, la utilización de los agro-combustibles en lugar de consumir sus reservas puede representar una buena inversión a futuro. En un futuro no muy lejano el petróleo ya no sea utilizado como combustible sino para otras aplicaciones donde no tiene sustituto como la petroquímica. Este punto se analizará más abajo.

5) El balance económico

Asociado con lo anterior, la producción de agrocombustibles puede tener un impacto positivo en países importadores de petróleo (sustituyendo el consumo interno de derivados con el consecuente ahorro de divisas), o puede generar ingresos por exportación. Esto dependerá de la realidad de cada país, de su legislación y su economía y debe ser analizado caso a caso. El efecto puede ser diferente en producciones más descentralizadas basadas en pequeños o medianos emprendimientos que en grandes concentraciones de tierras o de otros medios de producción con participación más o menos monopólica de las grandes corporaciones de agronegocios.

Por otro lado, es de esperar a futuro un aumento de los insumos agropecuarios, en parte por la propia dinámica del aumento de la demanda de agro-combustibles y en parte por la disminución de la disponibilidad de "petróleo barato" para la fabricación de agroquímicos. Considerando que la mayoría de los países latinoamericanos importan buena parte de los insumos agropecuarios es esperable un efecto negativo en su balanza comercial.

6) El conflicto con la producción de alimentos

Sin embargo, un efecto que se está comenzando a sentir es el impacto del mercado de los agro-combustibles en los precios de los alimentos y otros productos agrícolas. Esto está siendo influido, no sólo por la competencia por la cantidad de tierra dedicada al cultivo de uno u otro producto, sino por el impacto indirecto del aumento de los precios de la tierra, de los precios de los fertilizantes e insumos agropecuarios y del aumento de los precios internacionales de los mismos granos, que pueden tener usos alimentarios o energéticos, como el maíz, la soja o la caña de azúcar.

Este es un problema complejo para los países latinoamericanos. En una economía globalizada como la actual, puede ser muy difícil para un país tomar decisiones para dirigir el destino del uso de la tierra o asegurar precios accesibles para los alimentos. Si hay una demanda internacional importante de agro-combustibles que presione los precios de los granos al alza, va a ser complicado para un gobierno evitar las inversiones extranjeras, o que los grandes propietarios criollos no se orienten a estos cultivos de exportación. Esto puede limitar la producción de alimentos para consumo interno y puede conducir a un alza general de los precios internacionales de los productos alimentarios que impida el acceso a ellos por parte de la población de menores recursos económicos.

En América Latina sigue habiendo un gran problema de sub-nutrición. Según la FAO, más de 59 millones de personas estaban dentro de esta categoría entre los años 2001 y 2003. En particular en Bolivia, la tasa de crecimiento de la producción agropecuaria ha sido de 3,2% en promedio entre 1996 y 2005. Sin embargo, la producción de alimentos per capita apenas creció 1,1% en el mismo período, mientras el 23% de su población está dentro de la franja de sub-nutrición. Evidentemente esta producción estuvo orientada a la exportación, basada en monocultivos de gran escala y manejada por unas pocas grandes empresas motivadas por un mercado externo con mayor rentabilidad que el interno. El panorama de los agro-combustibles es muy parecido a esto.

"Es así que la promoción de agrocombustibles orientados a la exportación contribuirá a generar las tensiones con la producción de alimentos. Este no es un problema potencial que eventualmente podría surgir en el futuro, sino que ese tipo de oposición ya está operando en el continente, y los agrocombustibles las acentuarán. Bolivia junto a otros cuatro países representan los cuatro casos mas agudos de esa problemática: las exportaciones de agroalimentos son un alto porcentaje de sus exportaciones totales (mas del 25%) pero a la vez tienen altos niveles de subnutrición (mas de 10%). En efecto, Bolivia junto a Guatemala, Honduras, Paraguay y Nicaragua, sufren la paradoja de ser grandes exportadores de agroalimentos mientras dentro de sus fronteras hay mucha gente con problemas de alimentación" (Gudynas, 2007).

7) Los factores externos

Hay dos factores externos que están presionando para el desarrollo acelerado del mercado de los agrocombutibles en América latina: el agotamiento del petróleo (o al menos la llegada a su cenit) y la amenaza del cambio climático. Este impulso está encabezado por los países industrializados que tienen los dos problemas: son los que están obligados por el Protocolo de Kioto a reducir las emisiones de efecto invernadero y son quienes tienen el mayor consumo de petróleo, un combustible que será cada días más caro. Como la disponibilidad de tierra en estos países es insuficiente para abastecer todo su consumo, la oportunidad –junto con el problema– se traslada a los países en vías de desarrollo.

Pero vale la pena recordar que la contribución de América Latina al cambio climático es muy pequeña (7%) y que en todo caso, el sector latinoamericano que más contribuye al problema no es el de la energía, sino la deforestación, la ganadería y la agricultura (Honty, 2007). Por lo tanto, argumentar a favor e los agro-combustibles en razón el cambio climático sólo puede entenderse en el sentido de ayudar a los países industrializados a cumplir con sus compromisos, pero no como una reducción en los países en desarrollo cuyas mayores emisiones no provienen del sector energía. En este sentido vale la pena también preguntarse por el balance de carbono de la producción de agro-combustibles y su proyección en las emisiones de gases de efecto invernadero en Latinoamérica. No debe perderse de vista que las prácticas agrícolas actuales provocan una alta emisión de óxido nitroso, un gas de efecto invernadero con un potencial de calentamiento atmosférico 300 veces mayor que la del dióxido de carbono.

En algunos casos además, en virtud del balance energético que vimos en el primer punto, también el balance de carbono puede ser negativo, dada la cantidad de hidrocarburos que se requieren para alimentar la maquinaria agrícola, la producción de agroquímicos y la construcción de las plantas para la elaboración de los agro-combustibles.

Análisis de algunos países
Brasil

Sin duda Brasil es el referente para América latina –y el mundo- en materia de agrocombustibles, particularmente el etanol a partir de caña de azúcar. En 1975, en plena crisis petrolera, creó el Programa Nacional de Alcohol (Proálcool) con un fuerte apoyo para inversiones en destilerías y obligando a utilizar un porcentaje mínimo de mezcla con la gasolina. Estas y otras medidas se convirtieron en ejemplo para el mundo sobre las posibilidades técnicas y económicas del uso del alcohol de caña de azúcar. Ha sido por varios años el primer productor mundial, y actualmente es el segundo, después de Estados Unidos; permanece como primer exportador mundial. La producción está en el nivel de 18 mil millones litros, y cuenta con 18 millones de vehículos que utilizan alcohol en mezcla con gasolina y 3,5 millones en forma pura. Desde el año 2003 existe en Brasil la tecnología "flexfuel" que permite al automovilista utilizar la mezcla en cualquier proporción, lo que ha fomentado el uso de esos combustibles. Si bien la experiencia tuvo altibajos provocados por las caídas y alzas de los precios del petróleo, el desarrollo tecnológico y del mercado permitió que los precios del alcohol actualmente sean competitivos con los de la gasolina a nivel internacional. La fuerte reducción de los costos observada en la producción de bioetanol en Brasil se debe a varios factores, tales como el aumento en la productividad agroindustrial (bioetanol por hectárea cultivada), que en los pasados 30 años creció a una tasa de 3,7% anual, el bajísimo costo salarial y la externalización de los impactos ambientales.

El bioetanol se obtiene esencialmente a partir de caña de azúcar. El área total de cultivo es de 6,4 millones has, y un 7,6% se dedica al bioetanol. La productividad está en el orden de los 6 mil litros por hectárea. El sector logró ingresos de 8.3 mil millones de dólares, que representa 1,6% del PBI total; se ha indicado que cuenta con 3,6 millones de empleos directos el caso del biodiesel, Brasil lanzó su programa en una fecha más reciente (2003). En 2005 estableció por ley la obligatoriedad de adicionar el 2% de biodiesel al gasoil comercializado a partir de 2008 y 5% en 2013. Brasil posee una amplia variedad de posibles cultivos de donde extraer biodiesel, que incluyen la soja, palma africana, ricino y colza.

Argentina

Argentina aprobó en el año 2005 el Programa Nacional de Biocombustibles que establece un régimen de promoción para la producción y uso de por un período de 15 años. El plan incluye incentivos fiscales, la creación de una institución para fomentar las investigaciones y normas de calidad entre otros temas. El bioetanol deberá ser mezclado en una proporción de 5% como mínimo en la gasolina por lo que se estima una demanda de 200 mil m3 de etanol para el año 2010. A diferencia de lo que ocurre en Brasil, la principal materia prima del bioetanol sería el maíz, aunque también se cultiva caña de azúcar, y su área podría aumentarse.

En el caso del biodiesel también la legislación define la mezcla de un 5% en el gasoil para el año 2010, unos 700 millones de litros de biodiesel que provendrán de 1,3 millones de hectáreas de soja. El país es un gran exportador y procesador de soja, y por lo tanto tiene muchas potencialidades (el área sojera está estimada en 15,8 millones has en 2006/07). Existe producción a escala local, para uso dentro de las mismas empresas. En Mayo 2007 tuvo lugar la primera exportación comercial, de 200 mil litros de biodiesel de soja hacia Alemania, por 1,75 millones de dólares.

Bolivia

En Bolivia se cultiva tanto caña de azúcar como soja, y por lo tanto los potenciales de expansión son altos. Existen por lo menos 17 destilerías en construcción para producir bioetanol, y se ha registrado exportaciones de por lo menos 50.000 m3 de etanol por año.

En esta discusión también se deben contemplar los aspectos energéticos. Es posible entender la necesidad de agrocombustibles en aquellos países que tienen un importante déficit energético, o que no tienen hidrocarburos, y por lo tanto necesitan generar sus propios combustibles para no depender de importar un petróleo cada vez más claro (como es el caso de Chile o Uruguay). Pero ese no es el caso de Bolivia, ya que el país cuenta con muchos recursos hidrocarburíferos. Las dificultades nacionales no están en la disponibilidad de esos energéticos, sino en su extracción, procesamiento y distribución dentro del país.

Algunas condiciones para una producción de agrocombusibles beneficiosa:

1) No invadir zonas protegidas o de fragilidad ecosistémicas, ni desplazar otras producciones que lo pudieran hacer.

2) Sistemas de cultivos que no degraden el suelo, el agua ni la biodiversidad, preferentemente sistemas agroecológicos u orgánicos de bajos insumos, que no utilicen variedades transgénicas.

3) Escalas de producción que permitan mantener los otros cultivos alimentarios y otros usos del suelo.

4) Establecimiento de sistemas de control y monitoreo que aseguren las condiciones de trabajo, los ingresos y la calidad de vida de los agricultores y trabajadores rurales.

5) Control de precios internos de los productos alimentarios.

Referencias bibliográficas Gudynas E., 2007: Biocombustibles en Bolivia: Tensiones entre los sueños exportadores y las realidades nacionales. Publicado en BolPress, 02/06/07. http://www.agrocombustibles.org/publicaciones/GudynasBiocombustiblesBoliviaJunio07.pdf
Honty G. 2007. América Latina ante el cambio climático. Observatorio de la Globalización. CLAES/D3E, Marzo 2007. http://www.energiasur.com/cambioclimatico/ODGlbz4CambioClimaticoHonty.pdf
Honty G. y Gudynas E., 2007. Agrocombustibles y Desarrollo Sostenible en América Latina. En http://www.agrocombustibles.org/conceptos/AgroCombustiblesClaesOdelD07.pdf
Lobato V., 2007- Metodología para optimizar el análisis de materias primas para biocombustibles en el cono sur. Montevideo. PROCISUR – IICA.
Schlesinger, S. 2006. O gras que cresceu demais. A soja e seus impactos sobre a sociedade e o meio ambiente. FASE, Rio Janeiro.

Saludos
Rodrigo González Fernández
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El "bio" de los biocombustibles

El "bio" de los biocombustibles

Marteen Lambretch (*)

(CIPCA).- Últimamente en Bolivia se está discutiendo la utilidad y la oportunidad de invertir en la producción de biocombustibles, sin embargo, es necesario reflexionar acerca de cuán ecológica es su producción como para considerarlos combustibles "bio".

Los biocombustibles más importantes son etanol (hecho de caña y maíz) y biodiesel (proveniente de soya y otras oleaginosas). Estos biocombustibles pueden sustituir gasolina y diesel, o pueden ser mezclados con estos. Los promotores de los biocombustibles ponen énfasis en el carácter ecológico de estos combustibles: son renovables y supuestamente son favorables al medio ambiente y producen menos gases de efecto invernadero (GEI) en comparación con los combustibles derivados del petróleo.

Últimamente en Bolivia se está discutiendo la utilidad y la oportunidad de invertir en la producción de biocombustibles, sin embargo, es necesario reflexionar acerca de cuán ecológica es su producción como para considerarlos combustibles 'bio'.

En muchos países (por ejemplo Brasil, EEUU y algunos de Europa) se han puesto en práctica políticas favorables a los biocombustibles. Ahora, estas prácticas empiezan a tener efecto: más y más productos agrícolas se destinan a la producción de biocombustibles. En consecuencia, la demanda crece y causa precios elevados de estos productos agrícolas en el mercado mundial.

Además, los cultivos utilizados para la producción de biocombustibles también constituyen los primeros eslabones en varias cadenas productivas y en consecuencia los productos finales de estas cadenas igual han subido de precio (por ejemplo la carne, el pan,…). Este proceso es una de las causas, entre otras, de la subida del precio de la canasta familiar boliviana. Para los productores, obviamente, los precios altos son una bendición. En cambio, para los consumidores los precios altos pueden ocasionar problemas económicos (sobre todo para la población urbana de escasos recursos).

Según un informe de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) recién publicado (Biofuels: is the cure worse than the disease?, http://www.oecd.org/dataoecd/33/41/39276978.pdf), el potencial para los biocombustibles es limitado: se calculó que hasta 2050 solamente el 13 % de la demanda mundial de combustible líquido podrá ser c! ubierta por biocombustibles. La oferta de los biocombustibles ni siquiera bastará para disminuir la cantidad de combustible fósil consumida, porque se proyecta un crecimiento más alto que el 13 % en el consumo de combustibles líquidos hasta 2050.

Supuestamente los biocombustibles aportan en la reducción de la emisión de GEI, pero casi siempre se olvida que para producir biocombustibles se utiliza combustibles fósiles (diesel para maquinaria y transporte de productos, producción de insumos, etc.). Y se olvida también que la expansión de la frontera agrícola (causada por la demanda creciente de productos agrícolas) no reduce la emisión de GEI. Por el contrario, el bosque es una reserva de carbón y la conversión en tierra cultivada libera este carbón en forma de CO2 (el GEI más importante).

Hay que considerar también que los insumos para los biocombustibles mayormente son producidos por una agricultura agroindustrial. Este tipo de agricultura, con sus grandes superficies ininterrumpidas de monocultivos, el uso indiscriminado de agroquímicos y la explotación excesiva de la fertilidad de los suelos causa contaminación de agua (con pesticidas), erosión de suelos, contaminación del aire (cuando se aplica el chaqueo) y pérdida de biodiversidad.

Queda claro que el 'bio' en 'biocombustibles' por ahora, se debe poner entre comillas, o incluso entre signos de interrogación. Entonces, no se puede justificar y adoptar políticas de promoción y de apoyo para los biocombustibles basándose en argumentos ecológicos, ni en los países industrializados (donde quieren utilizar los biocombustibles) ni en los países en vía de desarrollo (donde quieren producir los biocombustibles, como por ejemplo Bolivia).

Para que se catalogue como 'bio! ' a los biocombustibles, es necesario cultivar en suelos degradados y pobres no aptos para la producción de alimentos (los llamados 'biocombustibles de segunda generación'). Así se evita la elevación de precios de productos alimentarios y se evita la deforestación. Un sistema de certificación internacional podría garantizar la sostenibilidad de las prácticas agrícolas utilizadas para la producción de la materia prima de los biocombustibles.

Mejor sería dejar la pista de los biocombustibles ya que se demostró que no son favorables al medio ambiente y que nunca van a poder sustituir los combustibles fósiles. La solución la ofrece la tecnología independiente de combustibles líquidos (como energía solar y energía del viento), porque no emiten GEI, no ocupan tierra valiosa y no hacen subir los precios de los productos alimentarios.(*) El autor es economista de CIPCA Santa Cruz

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Área: Sociedad >> Ecología

Es posible concebir toda clase de catástrofes climáticas, pero no lo es pensar fuera de las casillas mentales que nos imponen los sistemas económicos que han contribuido a ellas

El precio del cambio climático

Oscar Reyes

(Red Pepper / TNI, tucción de Beatriz Martínez Ruiz).- En el futuro, cuando los historiadores políticos analicen 2007, es muy probable que lo vean como el año en que, por fin, se comenzó a tomar en serio la amenaza del cambio climático. Y es que las pruebas de que el clima está cambiando son "inequívocas", según el reciente Cuarto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), documento que resume investigaciones realizadas por 2.500 científicos.

Las pruebas presentadas por el IPCC son abrumadoras. Once de los últimos doce años se encuentran entre los doce más cálidos de los que se tiene constancia desde que se empezaron a registrar las temperaturas en 1850, mientras que el aumento medio del nivel del mar se acelera año tras año. El informe advierte de que si no se producen cambios en las tendencias actuales, de ahora a 2100 las temperaturas podrían aumentar hasta 4ºC y el nivel del mar hasta 60 centímetros. Las posibles consecuencias variarían según la región, pero sin duda implicarían sequías generalizadas, desertificación, inundaciones y el deshielo de los casquetes polares.

¿Qué medidas se deben tomar ante esta crisis sin precedentes? Las respuestas en este sentido son mucho más ambiguas. Aunque en la conferencia sobre el clima que organizará la ONU este próximo diciembre en Bali se empezarán negociaciones para establecer un nuevo tratado internacional que suceda al Protocolo de Kyoto, se prevé que éstas se prolonguen hasta 2009. Y aunque son muchos los países que apoyan la adopción de objetivos vinculantes para reducir las emisiones, es imposible que se alcance un acuerdo con el que se consiga el 80 o 90 por ciento de reducción de emisiones que, según los científicos, se debería alcanzar antes de 2030. Además, los mecanismos de mercado de derechos de emisión que se están promoviendo como principal herramienta para lograr estos objetivos se han revelado, hasta el momento, como un completo fracaso.

Podemos tomar como ejemplo el Régimen Comunitario de Comercio de Derechos de Emisión de gases de efecto invernadero (ETS en inglés) de la UE. Su sistema de "límites y comercio" (cap and trade) ofrece a las empresas créditos en derechos de emisión como incentivo para limitar sus emisiones, pero debido al intenso cabildeo de las grandes compañías, durante la primera fase del ETS se originó una importante "sobreasignación". En consecuencia, algunas de las industrias más contaminantes de Europa obtuvieron unos jugosos beneficios sin reducir sus emisiones.

Merece la pena entender de dónde proceden las fuerzas que abogan por este enfoque basado en un mercado internacional. A pesar de su negativa a ratificar el Protocolo de Kyoto, los Estados Unidos (respaldados por un gran número de grupos de presión y ONG) fueron los primeros en presionar para que el sistema de comercio de emisiones se convirtiera en la pieza clave de un acuerdo internacional. Desde entonces, el Gobierno británico ha desempeñado un importante papel a la hora de afianzar este enfoque en la agenda global para un nuevo tratado "post-Kyoto".

En 2005, el G8+5 fue inaugurado por Tony Blair en la cumbre de Gleneagles. Hasta el momento, su principal tarea ha consistido en defender el establecimiento de programas de comercio global y en intentar que el Banco Mundial desempeñe un papel protagonista en las políticas climáticas, a pesar de que el Banco ha aportado más de 25.000 millones de dólares estadounidenses en financiación para proyectos basados en combustibles fósiles desde la Cumbre de la Tierra de Rio, celebrada en 1992.

En 2006, el Informe Stern, encargado por el Ministerio de Hacienda entonces dirigido por Gordon Brown, llegaba a la conclusión de que el coste económico que supondría no tomar medidas ante el cambio climático superaba el coste que entrañaría no abordar el problema.

El IPCC ha adoptado una línea parecida, y ahora sugiere que 'una señal eficaz del precio del carbono podría conllevar un potencial de mitigación significativo en todos los sectores'. El argumento se basa en la premisa de que si se encarecen las actividades que generan más emisiones, se estimulará a la industria y a los consumidores a modificar sus patrones de comportamiento.

Aunque puede que esto tenga algo de cierto, deberíamos ser cautelosos a la hora de jugárnoslo todo a una sola carta. En los años setenta, el importante aumento en los precios del petróleo tuvo poca repercusión en su consumo. Así pues, ¿cómo dar por supuesto que esta vez las cosas serán distintas?

Hay también otro importante problema de fondo. Y es que si los alicientes para actuar ante el cambio climático se centran fundamentalmente en el precio, los actores más ricos del mercado siempre tendrán la posibilidad de comprar su parte de responsabilidad en el problema. Estos modelos, por tanto, ignoran la necesidad de fomentar cambios sociales más profundos o, como señala una nota a pie de página del informe del IPCC, no tienen en cuenta los 'problemas de equidad'.

De hecho, el supuesto planteado por el IPCC de que un mercado internacional de emisiones podría "proporcionar la base para futuras iniciativas de mitigación" podría en realidad socavar toda iniciativa para
regular las emisiones. Se trata de una conclusión notablemente miope para una organización cuya labor reconoce la necesidad de emprender acciones urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y que analiza escenarios que replantearían todas las prácticas en materia de procesos industriales, transporte, agricultura y construcción.

Al parecer, es posible concebir toda clase de catástrofes climáticas, pero no lo es pensar fuera de las casillas mentales que nos imponen los sistemas económicos que han contribuido a ellas.

Todos aquellos que hacemos campaña para luchar contra el cambio climático podemos extraer una conclusión importante de todo esto: no basta con armarse con los argumentos científicos más sólidos. Ni tampoco basta con limitarse a exigir a los gobiernos que se apresuren a formular un acuerdo internacional. Debemos analizar, más bien, las políticas que se esconden tras las soluciones mercantiles que se están poniendo sobre la mesa actualmente para abordar las emisiones globales de gases de efecto invernadero, comprender por qué estos mecanismos están fallando, y fomentar otras medidas que posibiliten una transición justa que disminuya nuestra dependencia de los combustibles fósiles a través de la inversión y reglamentación públicas, y la modificación del régimen de subvenciones e impuestos.

Oscar Reyes es editor de Red Pepper (www.redpepper.org.uk) y responsable de comunicaciones del Transnational Institute (www.tni.org).

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El incierto escenario energético de Chile en 2008

El incierto escenario energético de Chile en 2008

De nuestro boletín Universia Knowledge@Wharton destacamos este interesante artículo sobre el impacto que genera este tema en nuestro país.

Tras el protocolo de integración gasífero suscrito con Argentina en 1995, Chile apostó fuertemente por el gas natural trasandino. El país se lanzó a la construcción masiva de gasoductos y a la conversión de plantas generadoras de electricidad, mientras que la industria chilena -alentada por el suministro del hidrocarburo que prometía ser más barato y menos contaminante-, también invirtió elevadas cifras en infraestructura para producir con gas natural.

Según datos de la Comisión Nacional de Energía (CNE) de Chile, en 2003 más del 50% de la energía eléctrica que se consumía en el país llegó a generarse a través de centrales eléctricas alimentadas por gas natural. Pero esta situación no hizo más que aumentar la dependencia entre Chile y Argentina al consolidar a la nación trasandina como la única y principal proveedora del hidrocarburo; un escenario que se complicó en forma irreversible a partir de 2004.

Ese año la Secretaría de Energía de Argentina promulgó la Resolución N° 659/2004 que facultaba a la autoridad de privilegiar el abastecimiento de gas natural para el consumo interno frente a las exportaciones, iniciando así una serie de restricciones que afectarían los envíos a Chile. Entre las más severas destaca la del 5 de agosto de 2005, cuando el gobierno trasandino dispuso un racionamiento que equivalió al 59% del total de los envíos a Chile. El 17 de mayo de 2007, las restricciones llegaron a su punto más crítico alcanzando al 64% del total de los envíos. Esto supuso una merma de 14,1 millones de metros cúbicos de gas natural, cuando las importaciones diarias de Chile son 22 millones de metros cúbicos, de acuerdo a cifras de la CNE. ¿El resultado? actualmente las centrales termoeléctricas chilenas están obligadas a operar con diesel a fin de contrarrestar los efectos de la reducida oferta de gas.

Sin duda, el sector de la generación eléctrica ha sido uno de los más perjudicados con el racionamiento, asevera Roberto Román, decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile. "De hecho, más del 70% de la demanda nominal de gas natural en Chile es para la generación eléctrica en el Norte y en la zona Central. Con la falta de gas, las plantas de generación de ciclo combinado han tenido que utilizar diesel, que es mucho más caro en comparación con el gas natural. Además, está el alto coste que todos debemos pagar producto de la mayor contaminación que emana del diesel", sentencia.

El impacto en la economía, la industria y el sector residencial

Más categórica es la visión de Adolfo Vera, Profesor de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE) de Chile, que alude a las negativas consecuencias macroeconómicas para el país a causa de las restricciones. "Éstas han redundado en una caída del potencial del PIB, se ha incrementado el IPC (Índice de Precios al Consumidor), se ha elevado el riesgo país y se ha desincentivado la inversión extranjera". Además, el académico recalca que "varios proyectos que estaban en carpeta y que guardaban directa relación con sistemas de producción a base de gas natural argentino, han tenido que ser abortados".

Eduardo Cordero, Presidente de la AIE (Asociación de la Industria Eléctrica-Electrónica) de Chile señala que "el impacto del racionamiento ha implicado que el valor del combustible se cuadriplique, debido a que ahora estamos utilizando mayor cantidad de diesel". Cordero es también Gerente General de Kolff -empresa proveedora de soluciones de respaldo de energía y sistemas de iluminación de emergencia-. Otro aspecto importante, indica, "es que si no se contaban con los equipos para producir con diesel ahora hay que hacer una nueva inversión que antes no estaba contemplada, lo que ha supuesto un gasto aún mayor para el país", indica.

De igual forma, el ejecutivo destaca las repercusiones que todo esto ha tenido para la productividad de la industria local, afirmando que si bien todos los segmentos han resultado perjudicados, "los más afectados, además de las centrales eléctricas, ha sido la industria de la transformación de metales, todas las empresas que requieren de refrigeración de alimentos y aquellas compañías que incluyen procesos térmicos en su cadena productiva".

Por otra parte, Verónica Kunze, decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, enfatiza que el sector residencial también es otro actor que se ha visto muy afectado con el racionamiento. "En forma general, a todos los chilenos nos ha impactado la escasez de gas natural argentino", refiriéndose al mayor coste de producir energía eléctrica con diesel, lo que se ha traducido en considerables alzas de las cuentas de luz, las cuales ya han subido en torno al 20%.

Abastecimiento energético en jaque

Sin embargo, las reiteradas restricciones a los envíos de gas natural son sólo una señal, advierte Roberto Román. "Es altamente improbable que volvamos a tener el abastecimiento de gas natural argentino que teníamos en 2003. La producción argentina se mantendrá estable en el mejor de los casos, y probablemente comenzará a descender. Esto, porque los yacimientos de gas natural ya están cerca de su máximo de producción y pronto comenzarán a decaer. Ya está ocurriendo con los yacimientos locales de petróleo y el gas lo seguirá muy de cerca", señala.

Durante la grave crisis económica que afectó a Argentina en 2001, las empresas locales dejaron de invertir en proyectos de exploración y producción de hidrocarburos (petróleo y gas), lo que significó una menor oferta energética respecto de la demanda del país, situación que se arrastra hasta el día de hoy. A esto hay que añadir que, según explica Roberto Román, "la reactivación económica por la que actualmente atraviesa Argentina, ha producido un aumento en la demanda interna de gas natural, por lo que el gobierno trasandino ya no tendrá, y de hecho ya no tiene, excedentes exportables".

En consecuencia, el panorama energético para Chile en 2008 es, a juicio de Eduardo Cordero, poco esperanzador. "Vamos a seguir con mínimas cuotas de importación de gas natural argentino y vamos a seguir produciendo sobre la base de diesel, ya que los sistemas a gas licuado -una de las iniciativas que se han estado materializando a nivel de país- no van a estar listos para el próximo año. Argentina sigue creciendo, lo mismo que su consumo energético. No veo que nuestro escenario mejore".

"Hay que olvidarse del gas natural argentino", destaca Raúl Cobo, Gerente General de Fabelec -integrador de plataformas automatizadas y sistemas programables para el control eléctrico-, quien opina que el abastecimiento energético de Chile está en jaque. "De seguir con el actual ritmo de crecimiento en el país y si no se toman las medidas pertinentes, sólo tendremos energía asegurada hasta unos cuantos años más," advierte.

Energía solar, eólica y geotérmica

Ante esta situación, Chile ha centrado su atención en proyectos de investigación y exploración de energías basados en recursos renovables, cuyo plazo de implementación no debiera exceder los cuatro años, según adelanta Verónica Kunze. "Existen varios estudios de exploración de energías alternativas y renovables como la solar, eólica y geotérmica -que se obtiene del calor interno de la Tierra y se extrae a partir del agua, gases y vapores calientes-, y se están evaluando sus posibilidades técnicas y económicas, como así también la sustentabilidad futura de tales recursos", detalla.

Un impulso para la materialización de estas iniciativas, recuerda Roberto Román, ha sido la Ley de Incentivos Fiscales para el Fomento de las Energías Renovables en la Generación Eléctrica, promulgada por el gobierno chileno y que asegura que "al menos el 5% de los nuevos proyectos eléctricos estén basados en energías renovables". El académico también menciona otras medidas gubernamentales, como las de CORFO (Corporación de Fomento de la Producción) y Chile Innova, destinadas a ofrecer líneas de financiamiento para estos proyectos.

Roberto Román especifica que algunos de los principales proyectos de investigación y exploración a nivel de gobierno, apuntan a la energía solar como el estudio que actualmente lleva a cabo la CNE, cuyo objetivo es la utilización masiva de este recurso. "Mientras que en el ámbito privado, la mayor parte de las proyectos se centran en la energía eólica e hidráulica", señala.

Lo anterior es posible gracias a que, tal y como afirma Eduardo Cordero, Chile dispone de valiosas fuentes para la generación de energías renovables, señalando que "a lo largo de nuestro territorio hay muchos sectores con vientos lo cual facilita el montaje de equipos para producir energía eólica. Por el hecho de ser un país montañoso, también es posible implementar sistemas motrices para producir energía geotérmica. Asimismo, están las condiciones geográficas dadas para montar equipos solares o fotovoltaicos".

Si bien son contados los proyectos basados en energía solar, eólica y geotérmica que actualmente están en curso, explica Roberto Román, éstos representan una serie de beneficios para el país. "Nos ayudan a hacernos menos dependientes desde el punto de vista energético y todas estas actividades implican tecnologías nuevas, por lo tanto, nuevas oportunidades de negocios y empleos. Además, al producir sobre la base de energías renovables, nuestras emisiones de todo tipo, incluyendo monóxido de carbono, disminuyen contribuyendo a la descontaminación", subraya.

Barreras para las energías renovables

No obstante y en opinión de Eduardo Cordero, las energías renovables contaminan incluso en mayor proporción que las convencionales como el diesel o el carbón, señalando que "hay estudios que indican que en términos medioambientales y después de todo el ciclo, producir con energía solar y/o eólica, contamina más que producir con sistemas a gas natural. Ello, debido a que hay que fabricar los equipos, comercializarlos, montarlos y consolidar toda una industria en la cual también interviene el transporte terrestre, marítimo y aéreo. Todo esto se traduce en la emanación de mayor monóxido de carbono. Es más, algunos expertos han alzado la voz para advertir que, en términos medioambientales, fabricar equipos solares o fotovoltaicos genera igual o mayor cantidad de desechos en comparación con la producción a base de gas natural".

Otra de las barreras en torno a las energías renovables es que su coste de exploración es muy elevado, según afirma Raúl Cobo. El ejecutivo detalla que "en el caso de la energía geotérmica, se trata de un recurso que aún no ha sido explorado y el coste de empezar a hacerlo es altísimo. La energía solar también representa un coste 30 veces superior en comparación con la producción de energía a base de carbón o agua. El carbón hoy es un recurso muy atractivo porque es barato, pero contamina mucho, y a igual que en el caso del diesel, se va a ir agotando poco a poco".

Por su parte, Roberto Román reconoce otras dificultades en torno a los recursos renovables, indicando que "recién ahora existe un esfuerzo significativo y concreto por evaluar proyectos sustentados en energías renovables, pero tales esfuerzos son aún muy escasos y poco focalizados. En particular, el estudio de la energía geotérmica está muy atrasado en nuestro país, y ésta puede llegar a convertirse en el pilar del desarrollo de Chile en el siglo XXI. Lamentablemente, en el área de la geotermia los verdaderos expertos en el país son menos de cinco y así acontece en los demás campos de las energías renovables".

"Por ejemplo, si se llegara a implementar un programa masivo basado en energía solar térmica en viviendas, serían un proyecto inviable porque no existe ni la industria, ni los instaladores, ni el personal adecuado para realizar la debida manutención a una realidad tan masiva", describe Roberto Román, concluyendo que "falta una enorme masa de profesionales capacitados en el tema de los recursos renovables".

Es importante destacar que al listado de todos los recursos energéticos hasta aquí descritos, también hay que sumar la energía nuclear: Si bien la presidenta Michelle Bachelet ha rechazado de plano evaluar criterios para la puesta en marcha de proyectos nucleares en el país, comprometiendo su apoyo a entidades ambientalistas locales, las opiniones provenientes del mundo empresarial y académico de Chile están dando origen a un debate que cada día cobra mayor relevancia.

El debate de la energía nuclear

A juicio de Eduardo Cordero, la producción de energía nuclear en Chile es una alternativa totalmente viable, aludiendo a la experiencia japonesa en el sector. "Japón es un país sísmico al igual que Chile y aquí existe la tecnología para implementar sistemas que permiten la producción a base de energía nuclear. Los eventos caóticos en este ámbito -aludiendo al desastre de Chernobyl- son eventos predecibles y evitables, y éstos no pueden ser un motivo para descartar el uso de la energía nuclear. Los proyectos de este tipo deberían abordarse y explorarse a partir de ahora, ya que implementar una central nuclear tarda entre 15 y 20 años. Entonces, hay que tomar una decisión al respecto, dado que la energía nuclear solucionaría mucho nuestro escenario energético", asegura.

De igual forma, el ejecutivo señala que la implementación de sistemas nucleares no contaminaría el entorno, "ya que cuando éstas se instalen, las tecnologías para tratar los desechos nucleares van a estar mucho más desarrolladas. Creo que en el largo plazo la energía nuclear va a ser incluso más barata que los hidrocarburos".

Totalmente opuesta es la opinión de Roberto Román, quien subraya que la energía nuclear hoy es una muy mala opción para Chile, debido a que "es probadamente mucho más cara y sólo se ha implementado en países en los cuales se han destinado enormes subsidios del gobierno, ya sean directos o indirectos". El académico destaca que "la tecnología que hoy se utiliza (reactores de agua presurizada, PWR) es poco eficiente, incluso menos que cualquier central a carbón, además está fuertemente sujeta al problema del suministro del combustible y exige grandes unidades generadoras que operen cerca de su máxima potencia todo el tiempo".

Asimismo, Roberto Román añade que "la nuevas tecnologías que prometen "breeding" de combustible en el propio reactor, mayor eficiencia termodinámica y unidades más flexibles y resistentes a la proliferación nuclear, no existen, ni siquiera a escala de laboratorio avanzado". Otros de los pormenores a considerar, señala, "es que el combustible nuclear está mucho más concentrado en unas cuantas fuentes en comparación con el petróleo. Por tanto, la gran demanda de energía en el planeta potenciará una pugna por dominar dichas fuentes nucleares, y en pocos años más este conflicto de intereses será mucho más fuerte. Probablemente, países como Estados Unidos, Rusia, China e India encabezarán esta pugna y naciones más pequeñas como la nuestra, quedarán fuera".

Raúl Cobo, por su parte, adelanta que en el tema de la energía nuclear el gobierno chileno tendría además que regular, debido a que involucra aspectos de seguridad y de desechos que necesariamente hay que delimitar a través de un marco legal. "Yo creo que en 30 años más podríamos llegar a contar con energía nuclear, pero sólo es factible si se produce a grandes escalas. Si el proceso se regula bien, no tendría por qué haber problemas", declara.

Mientras la cuenta atrás para que Chile cuente con una malla energética segura, eficiente y renovable ya ha comenzado, el gobierno trabaja en el Programa País de Eficiencia Energética que busca potenciar el ahorro global de energía, para lograr que el incremento en el consumo energético sea menor que el crecimiento del PIB. De igual modo, Roberto Román recoge el esfuerzo del INN (Instituto Nacional de Normalización) por crear una normativa relacionada con la eficiencia energética y las energías renovables.

También es importante destacar "los acuerdos de colaboración con países de la Unión Europea como por ejemplo Francia, Alemania y Finlandia, para la concreción de proyectos basados en energías renovables", concluye el académico.

Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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